Un mural de piedra se encuentra en una presa de Chiapas, en Malpaso.
Con u
a superficie vertical de piedra de más de 200 metros de base, se encuentra la monumental escultura tallada en piedra viva, obra que destaca en el mundo por su tamaño.
Se localiza en una de la paredes de la montaña que da paso al río Grijalva, ubicada en el estrecho de Raudales de Malpaso, hoy cabecera municipal de Mezcalapa.
Obra dirigida por el escultor Federico Canessi, quien contó con el apoyo de más de cien artistas y obreros, quienes desgastaron la roca con barrenas neumáticas y media tonelada de dinamita.
Los toques finales con cincelados a mano, encaramados en an
damios elevados, a la par de la construcción de la cortina de la Presa Hidroeléctrica Nezahualcóyotl, que se terminó en 1965.
Esta gigantesca obra abarca una superficie vertical de más de 200 metros de base por una altura de 30 metros y simboliza el dominio del hombre sobre el río.
“En el lado occidental del mural vemos la figura esgrafiada de Tláloc, el dios náhuatl de las aguas y de la fertilidad de la tierra, con sus característicos ojos redondos y colmillos jaguarinos”, describe Herbert Castellanos Ramírez, investigador en Arqueología y Antropología, explorador y desarrollador de productos ecoturísticos en Chiapas.
“A la derecha de Tláloc, pájaros y mariposas estilizadas, emprenden el vuelo hacia la enorme figura del torso humano de un ser con una cabeza de rasgos típicamente mexicana –un hibrido entre cabeza olmeca y rostro de Benito Juárez-que con los brazos abierto recibe las olas del empuje de las aguas, sosteniendo en su mano derecha, algo parecido a una espada que representa un rayo eléctrico y abrazando en su mano izquierda una olla cerámica”.
Destacan también “algunos productos agrícolas entre los que vemos claramente frutos de cacao, mazorcas de maíz y espigas de amaranto”, añade el también director del Museo Mesoamericano del Jade y Kakaw Museo del Cacao, ambos en San Cristóbal de Las Casas.
“En el extremo oriental del mural, observamos una gigantesca mano de cuyos dedos escapa el agua”, relata un apasionado de la arqueología, como lo es Herbert Castellanos.
El conjunto escultórico, está decorado a lo largo de toda su base, con unas representaciones de volutas celestes, que representan el poder de las grandes aguas.
Señala que “en la plazuela engramada desde donde se observa el gran mural, se encuentran varias esculturas olmecas originales, las cuales fueron localizadas en los terrenos que cubrió la presa, antes de que subieran las aguas”, añade.
Una de ellas, sin duda es la figura decapitada de un felino en posición sedente.
Datos:
Cómo llegar: Desde Tuxtla Gutiérrez hay dos caminos; el directo va por la carretera de cuota, pasando el Puente Chiapas, con una distancia de 95 kilómetros.
La otra ruta, más interesante y pintoresca, pasa por las ciudades coloniales de Copainalá y Tecpatán, en un trayecto total de 135 kilómetros. Servicio de transporte público desde el Mercado de los Ancianos.
Donde comer: Tanto en el centro como en el embarcadero, hay varios restaurantes en donde la especialidad es la “tenguayaca” frita. También hay restaurantes con platillos a base de carne de montaña.
Donde alojarse: en el centro se encuentra el Hotel Toñin. A un lado de la presa esta “Rancho del Lago” – www.ranchochiapas - con un concepto de lujo y confort ecológico. Antes del Puente Chiapas, hay cabañas y varios restaurantes propiedad de los campesinos del ejido C.N.C.
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